La cultura occidental, con raíces profundas en la antigua Grecia, Roma y el cristianismo, ha sido una de las fuerzas más influyentes en la configuración del mundo moderno. A través de la Revolución Científica y la Ilustración, se establecieron principios fundamentales como la razón, el individualismo y los derechos humanos, que siguen siendo pilares en las sociedades occidentales actuales. A medida que el colonialismo expandió estas ideas por todo el mundo, muchos países adoptaron valores y sistemas políticos basados en la democracia y la economía de mercado. Este legado ha permitido a las naciones occidentales liderar en áreas como la ciencia, la tecnología, el arte y la filosofía.
Sin embargo, la globalización ha planteado nuevos desafíos para la cultura occidental. Aunque muchas regiones han adoptado aspectos de su estilo de vida, también se ha generado una reacción hacia el dominio cultural del occidente. Las culturas locales han comenzado a revitalizar sus tradiciones en un esfuerzo por preservar su identidad frente a la creciente homogeneización. A pesar de esto, la influencia de la cultura occidental sigue siendo evidente en las relaciones internacionales, el entretenimiento y las estructuras económicas, reafirmando su protagonismo en el escenario global.



