Aunque se presenta como la “renovación” en la Ciudad de Buenos Aires, Leandro Santoro encabeza una lista de candidatos cuyos principales nombres tienen un largo historial de cargos públicos o sindicales.

Entre los que encabezan su boleta se encuentran directores de organismos estatales, funcionarios de entes de control controlados por el PJ porteño y dirigentes sindicales que hace años viven de la estructura estatal.

Un ejemplo claro es Bárbara Rossen, actual directora de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, organismo controlado históricamente por el peronismo porteño, que ahora busca un lugar en la Legislatura mientras propone crear más organismos públicos para seguir ampliando el aparato burocrático.

La lista de Santoro, lejos de representar una alternativa fresca, repite los viejos vicios de la política tradicional.