Muchas veces creemos que estamos descansando cuando en realidad solo cambiamos de pantalla o de actividad. Una verdadera pausa es aquella que le permite a tu mente y cuerpo resetearse.
Una pausa real puede ser de 3 a 5 minutos y no requiere nada complicado. Levantarte, estirarte, mirar por la ventana, cerrar los ojos o simplemente respirar profundo pueden marcar la diferencia.
El descanso es más efectivo cuando lo hacés sin estímulos. Evitá usar ese tiempo para ver redes o contestar mensajes. Tu cerebro sigue activo si no le das espacio para detenerse.
Si trabajás muchas horas sentado, cada tanto activá el cuerpo: un poco de movimiento oxigena y mejora el foco. El cansancio mental muchas veces se reduce con solo caminar unos pasos.
Incorporar pausas verdaderas a lo largo del día te hace más eficiente, no menos. Rendir bien no se trata de hacer más, sino de hacer mejor. Y eso empieza por aprender a parar.



